Rastros de sangre

 

RASTROS DE SANGRE

En la caza mayor, siempre hay alguna res o presa mayor que huye herido por un disparo de cazador desafortunado que no ha apuntado bien o en el preciso instante el animal se ha movido con el resultado de la pieza de caza herida y sin cobrar. La circunstancia no tendría más importancia si no fuera, que la pieza de caza seguramente morirá minutos o días más tarde con el sufrimiento añadido. Todo cazador que se aprecie como tal, nunca dejará un animal herido a esperas de la muerte, sino no que hará todo lo posible para su cobro. Casi siempre se suele llevar el perro de rastro de sangre en la rehala, que posteriormente nos ayudará de una manera esencial a encontrar la pieza herida. A continuación repasaremos todos los aspectos sobre como recuperar una pieza herida.


Las Reglas de Oro
Una de las reglas de oro en la caza mayor, es que todo disparo que no deje muerta a la res ha sido un disparo fallido. Antes de realizar el disparo, deberíamos hacer una pequeña reflexión sobre sí cobraremos la pieza o no, me refiero que ante cualquier duda de distancia, falta de visibilidad completa de la pieza, no beberíamos de disparar, ya que seguramente en el caso de tocar la pieza se nos irá herida y luego la posterior faena de encontrarla por no añadir el sufrimiento del animal. Yo siempre he partido de la base, que toda pieza de caza ya sea de menor o mayor tamaño , pluma o pelo, que me presente cualquier duda sobre si podré cazarla o no, he preferido no disparar, creo que no hay cosa más frustraste para un cazador que se aprecie, que disparar a una pieza , dejarla herida y no cobrarla.
En el momento de disparar, nunca cerraremos los ojos, de esta manera apreciaremos movimientos sospechosos de que el animal ha recibido el impacto o por el contrario lo descartaremos. Con referencia a la munición a emplear, son diversas, yo utilizo un calibre que podríamos considerar el estándar sobre la fauna cinegética que tenemos en nuestro país que es el 30.06, es un calibre mediano que me da muy buenos resultados además de utilizar una punta blanda, ya que de esta manera evitaremos que la punta no atraviese al animal y este nos huya herido de muerte, sino más bien una herida apreciable que conlleve la muerte del animal lo más rápido posible.

Pieza Herida
Si tenemos la claridad de haber tocado una pieza y esta ha huido, lo primero que debemos hacer es hacer una marca justo donde el animal huyo herido, posteriormente realizaremos una búsqueda de señales que nos indiquen el estado del animal, como el color de la sangre, que nos revelará la zona de impacto, vísceras, etc,. Si encontramos muestras de que la pieza ha sido herida de consideración, esperaremos de 15 a 20 minutos antes de proceder a su búsqueda más exhaustiva, ya que en este periodo de tiempo la pieza estará más cansada y presentará más facilidades para cobrarla. Si no respetamos este tiempo, lo más probable es que el animal huya y nos cueste mucho más encontrarla, además del riesgo añadido que supone una pieza herida.
Seguir la Pieza Herida 
Después de haber esperado el tiempo anteriormente mencionado, a ser posible utilizaremos un perro de rastro de sangre, es importante no haber pisoteado la zona donde el animal quedo herido, así el perro cogerá el rastro enseguida. Si el perro perdiera el rastro, se retrocederá para que pueda volverlo a coger, iremos observando la pieza con los rastro que encontremos, cantidad de sangre, las manchas de sangre que deja en la vegetación, mediremos la altura desde el suelo y nos haremos una idea del lugar de impacto. Evitaremos hacer el mínimo ruido para no advertir a la pieza de nuestra presencia. El perro lo llevaremos sujeto mediante una cuerda o correa larga de unos 10 mts. de largo para que este no emprenda su búsqueda en solitario y nos quedemos atrás.
Durante el tiempo que se necesite para encontrar el animal herido el silencio será nuestro mejor aliado. El perro de rastro tiene que estar bien enseñado, no debe ladrar al encontrar el rastro de la pieza como si de un conejero se tratara. Quizás el perro más común en estas tareas sea el Teckel, pero también pondríamos destacar el sabueso español, el beagle y varios más.
No hay que olvidar que la olor de la sangre de un jabalí es más fuerte que la de un ciervo. Los perros de rastro suelen encontrar a este sin ningún tipo de problemas.
Una vez localizada la pieza, procederemos a su remate lo más rápido

   

 

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